Esas tardes con la música a todo volumen, intentando imitar a mis mayores ídolos... Ese dolor en los dedos causado por las horas y horas de ensayo, por el frustrante intento de querer reblandecer esas cuerdas rebeldes que se resisten justo en la mejor parte de la canción... Todas esas pataletas de niña pequeña... Todas las escaleras que subí... Ese adictivo olor a madera y pintura... Risas entre partituras y acordes.... Metiendo siempre la pata, sin querer nunca cantar...
Me encantaría poder seguir disfrutando de esas tardes perfectas, en ese estupendo lugar.... con esa estupenda persona!!
Hoy mas que nunca las canciones se reflejan en mis ojos, una por una.. al final pasan todas.
Lo echo tanto de menos...
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